viernes, diciembre 28, 2007



A propósito de la Navidad y el Consumismo.

Es cierto que la Navidad ya pasó, pero no había tenido tiempo para reflexionar y referirme a través de un pequeño y simple ensayo de adolescente, en base a un libro de Tomás Moulián que leí hace un par de meses, sobre el consumismo y hacer la relación con la Navidad que acaba de transcurrir.

El acto de consumir cierto bien de producción social, ya sea tangible, como un aparato electrónico, o intangible, como un servicio turístico, son hechos cotidianos y necesarios para el desarrollo del ser humano en sí. Por lo que cualquier crítica ética o moral ante estas situaciones, por parte de ciertas personas con ideas anarquistas anacrónicas, está totalmente fuera de contexto, ya que según Moulián está acción va ligada a la reproducción material y espiritual del individuo

Ahora bien, pueden existir diversos puntos de vista sobre el acto de consumir, y su relación con el placer que puede o no, producir en el individuo.
Así encontramos a personas con actitudes ascéticas, que consideran el consumo como algo solo necesario para vivir. Y sentir placer o satisfacción frente a este acto, sería tener una actitud mundana.
Ellos prefieren una postergación material, a una espiritual.

Otros individuos son los estoicos, que no se dejan llevar por la sociedad consumista que se implanta a la par con el Neoliberalismo.

Y en tercer lugar, tenemos a otro sujeto que es el hedonista, que es donde quiero concentrar la atención, ya que es el más característico en las sociedades Neoliberales y sale a relucir en estos días de fin de año, a propósito de las compras navideñas, donde se produce el clímax del consumismo.

Esta persona no conoce los limites al momento de adquirir objetos, ya que ve en la consumación del deseo de consumir, el máximo placer y satisfacción, que por cierto son momentáneos, ya que cada vez aspira a consumir más y más, y en la gran mayoría de los casos, gasta más de lo que su salario le permite, es ahí donde cabe el concepto de Consumismo, cuando se sobrepasa la barrera de lo que se puede gastar acorde al sueldo.

Toda esta desvirtuación del acto mismo de consumir, al convertirlo en una especie de patología con graves consecuencias económicas, sociales, morales, éticas y valóricas para la persona, es gracias a la implantación del Neoliberalismo y el surgimiento de la sociedad de consumo, en el que se cambia el concepto de ciudadano, por el de consumidor. Esto básicamente para adaptarse a las nuevas características productivas que adquiere el capitalismo con el devenir de la historia, en el que crece su capacidad productiva, y surge la necesidad de crear una cultura del consumo, expresada en los malls, la publicidad en la televisión, y otras características de estas sociedades “modernas”.

Para identificar los rasgos de este tipo de sociedad, basta ver la televisión y sus spots publicitarios, llenos de gente hermosa, en el que se muestra un entorno idílico y perfecto, y hacen creer a la persona, que consumiendo aquel producto, puede verse o sentirse como aquella que muestra el comercial, y esto va más allá de una cuestión racional, debido a que al ver un spot de ese tipo, uno inmediatamente se siente atraído, ya que el mensaje subliminal es muy fuerte y ahí es cuando comienza una enajenación psicológica hacia el posible consumidor del producto.

En definitiva, el hecho puntual de la navidad como una celebración que produce este deseo de consumir sin límite, tiene dos lecturas distintas, por un lado es cierto, la navidad deja a manifiesto las cualidades más inhumanas de la sociedad de consumo, las que son criticadas transversalmente de forma hipócrita a través de los medios de comunicación, y por el otro, no es más que la continuación de una forma de vida, que se muestra tal y como es en navidad, pero no quiere decir que solo en esta época del año, la gente tome una actitud consumista, porque en la gran mayoría, esta se reproduce constantemente.

viernes, diciembre 14, 2007


Apreciaciones sobre el triunfo del No, en el referendo de Venezuela.

Primeramente, lamento no haber actualizado mi blog desde hace un par de semanas, pero tras varios pedidos desesperados de un nuevo artículo realizado por un sinfín de personas ( dos amigos jeje ) me he decidido a escribir algo nuevo, aprovechando el tiempo libre que tengo luego de haber finalizado mi año escolar.
Es por esto, que a partir de un post recibido en el artículo anterior, que hace alusión a un supuesto “fin del socialismo del siglo XXI” en Venezuela, comentario que por cierto tiene sólidos argumentos (véanlo ustedes mismos), nace la necesidad de referirme sobre el triunfo del No en el referendo Venezolano.

De partida, cabe recalcar, que Venezuela vive un proceso de transición al Socialismo, y lo que este referendo pretendía era asentar las bases definitivas para la construcción de la sociedad socialista que se transforme en alternativa real al Capitalismo, y que beneficie al pueblo de Venezuela.

En segundo lugar, y ya analizando las consecuencias del triunfo del No, vemos como se caen estrepitosamente aquellas infundadas declaraciones sobre la falta de democracia en Venezuela, y la supuesta Dictadura que ostentaba Chávez, declaraciones que fueron mostradas y avaladas de manera desvergonzada por la gran mayoría de los medios de comunicación de todo el mundo, defendiendo sin tapujo alguno, los intereses de los más ricos, que ven con temor el proceso revolucionario que vive Venezuela.
Ahondando en el mismo aspecto, es necesario darse cuenta como la oposición Venezolana defiende la Constitución Bolivariana del 99’, que es ampliamente democrática, la que fue impulsada por el mismo Presidente Chávez, y las reformas no eran más que una profundización de esta Constitución, por lo que la oposición cae en una hipócrita contradicción.

Ahora bien, si nos centramos en lo que significa el triunfo del No, en el avance del proceso revolucionario de Venezuela, nos damos cuenta que para nada fue una derrota que signifique el término del proceso, o el fin de la figura de Chávez como líder del proceso, sin embargo, es un traspié, es un llamado de atención, y es un pequeño freno a un caballo que venía corriendo a velocidad máxima.
Es en este aspecto, donde cabe la autocrítica que todo revolucionario debe hacerse en momentos de triunfo o derrota, darse cuenta cuales fueron las fallas; los errores.
Y en este ámbito se ven claramente dos puntos, el primero, es el corto tiempo que se dio para el análisis, la asimilación y el conocimiento en profundidad de las reformas, lo que trajo como resultado el gran porcentaje de abstención, que si bien no me equivoco, alcanzó a los 3,2 millones de Venezolanos. En segundo lugar, y siguiendo en el mismo tema, creo que hubo cierto grado de confianza en un triunfo seguro del Si, que se ve reflejado en la poca campaña electoral que hizo el Presidente Chávez, en contraste con el gran montaje de mentiras e inventos que realizó la oposición y la derecha a nivel mundial a través de los medios de comunicación.

Para finalizar y no alargar más este ensayo, cuya extensión espero no sea impedimento para que sea leído en su totalidad por lectores en su mayoría adolescentes, es indiscutible que el gran triunfador de lo ocurrido en el referéndum en Venezuela, es la democracia de ese país, que había sido muy cuestionada, y la consolidación de Hugo Chávez como un líder de carácter histórico, a pesar de las descalificaciones que recibe de todos lados, desde ricos empresarios, hasta ignorantes jóvenes que repiten lo que ven en la televisión.

En conclusión, como afirmó el Senador Navarro, hay derrotas que fortalecen, y sin duda alguna, esta es una de ellas, con cerca de 4 millones de venezolanos que votaron por el Socialismo, y muchos años aún por delante, en que se debe continuar la tarea de llevar la propuesta de Chávez a las masas trabajadoras, para que conozcan con mayor profundidad el Socialismo del siglo XXI, y los beneficios que trae para el pueblo trabajador.